sábado, 13 de marzo de 2010

Infraestructura de Transportes

Luis Mesalles
Economista

El estado de la infraestructura de transportes del país es lamentable. Debido a la poca inversión que se ha realizado en los últimos 30 años, tenemos un atraso muy importante. Esto nos lleva a una pérdida de competitividad, desde el punto de vista económico, ya que los costos de transporte son muy elevados. El tiempo gastado de más en viajar de un lado a otro, además, implica no solo un costo económico para todos los costarricenses, sino, también, una pérdida enorme de bienestar. Desde el punto de vista social, los atrasos en infraestructura aumentan las diferencias en desarrollo entre las zonas rurales y urbanas. Cuanto más alejado de la capital, mayor es la probabilidad de ser pobre.
El problema surge del hecho de que se ha invertido menos de 1% del PIB anualmente durante los últimos 30 años. Esto equivale a un promedio cercano a $150 millones anuales. Si bien en los últimos dos años la inversión ha sido un poco más alta, es apenas como una gota de agua en una sartén. El ministro de Obras Públicas mencionó, en un reciente seminario de Ecoanálisis, que el país requiere, para mejorar el nivel de competitividad, unos $11.000 millones de inversión en infraestructura en los próximos cinco años. Eso incluye rehabilitación y reconstrucción de carreteras y caminos, nacionales y cantonales, reparación de puentes, nuevas carreteras, tren interurbano y mejoramiento de puertos y aeropuertos. Ojo, eso implica que habría que aumentar 14 veces la inversión que se ha venido haciendo.
Para financiar todas esas necesidades, hay impuestos (combustibles, marchamos y peajes). Pero es apenas $250 millones anuales. O sea, solo cubriría $1 de cada $9 que hay que invertir. Entonces, ¿dónde conseguimos los casi $2.000 millones por año adicionales que hacen falta? Es imposible pensar que lo podemos hacer vía aumento de impuestos. Quitarles el dinero a otras áreas como educación, salud o seguridad tampoco es una opción. La opción de endeudamiento es una posibilidad, pero eso tiene un límite. Pensar que todo se financie con deuda externa, implicaría cuadriplicar el nivel actual. Entonces, ¿qué queda? Concesión de obras. Estamos claros en que este esquema no es apto para todas las inversiones por hacer. Pero también hay que tomar lo bueno del esquema: permite que se hagan obras, rápido y con eficiencia. La operación del puerto de Caldera, que ya lleva tres años y medio concesionado y ha reducido significativamente los costos para los usuarios del puerto, es un ejemplo de éxito. La reciente apertura de la carretera a Caldera, con todas las críticas que se le han hecho, ha ayudado a disminuir costos para quienes tienen que ir a la zona del Pacífico o trasladarse desde ahí. Es especialmente beneficioso para quienes trabajan y viven en esa zona, dándoles la oportunidad de mejorar su calidad de vida.
El estado de la infraestructura de transportes del país es lamentable. Debido a la poca inversión que se ha realizado en los últimos 30 años, tenemos un atraso muy importante. Esto nos lleva a una pérdida de competitividad, desde el punto de vista económico, ya que los costos de transporte son muy elevados.

Artículo publicado en el periódico la Nación el día 26/02/2010

1 comentario:

  1. Tanto el comercio exterior como el turismo son dos factores fundamentales de desarrollo para Costa Rica. Por lo que el desarrollo de los puertos, carreteras, puentes y demás infraestructura de transporte son también de vital importancia para la generación y óptimo funcionamiento de los agentes económicos en su proceso de producción.
    Como bien es sabido, el problema de infraestructura de transporte radica en todo el territorio costarricense, pero efectivamente este se acrecienta en las zonas rurales de nuestro país, interrumpiendo el progreso de las familias que tratan de generar sus propios ingresos mediante la producción de bienes en sus terrenos, o con la prestación de servicios a turistas, ya que principalmente estas poblaciones se encuentran des comunicadas de los avances tecnológicos en los distintos sectores, de los sistemas de intercambio comercial, entre otros por el mal estado de sus carreteras y puentes; al punto que se han llegado a declarar como “las zonas olvidadas por el gobierno”.
    A nivel macroeconómico los sistemas portuarios atrasados con los que se trabajan en los siete puertos entre la Vertiente del Caribe y la Costa del Pacífico, son una clara evidencia de la debilidad y falta de competitividad que en el sector externo encierra, pues la relación directa entre el desarrollo de los puertos y el avance en las relaciones comerciales es verificable y si en nuestro país queremos un verdadero desarrollo el gobierno debe prestar igual importancia a la evolución de este sector, y de esta manera brindar unas mejores puertas (puertos) al sector externo.

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