domingo, 21 de febrero de 2010

Juan Manuel Villasuso
Economista

Dialéctica
¡Urgente! Crear trabajo decente

La situación económica está mejorando. Tanto a nivel internacional como nacional se observan señales de que la crisis económica mundial va quedando atrás y algunos indicadores, como la producción y el comercio, inician un repunte que parece sostenible.
No obstante, hay una dimensión en este proceso de reactivación que preocupa y que es motivo de atención: no se están generando los puestos de trabajo necesarios para recobrar las plazas perdidas durante la crisis y para brindar empleo a los jóvenes que buscan insertarse por primera vez en el mercado laboral.
El presidente Obama en su primer informe del Estado de la Unión hace pocas semanas se refirió a la situación de los millones de desempleados y las dificultades que afrontan, señalando que la generación de empleo será la máxima prioridad de su gobierno. “El empleo debe ser nuestro objetivo número uno en 2010 y por eso pido este año un proyecto de ley para la creación de nuevos trabajos”, dijo Obama al Congreso.
Según el director del Fondo Monetario Internacional, Strauss-Kahn, “la mayor parte de las economías avanzadas y algunas emergentes tienen un alto desempleo, así que es difícil afirmar que la crisis ha terminado cuando el paro no se reduce”. En su criterio la crisis mundial no concluirá mientras el desempleo sea elevado y las políticas públicas deben dirigirse a la creación de trabajo.
En Costa Rica la desocupación de la mano de obra es también un problema que exige respuestas urgentes del gobierno. El aumento de la tasa de desempleo en el último año, al pasar del 4,9% en 2008 al 7,8% el año pasado, constituye una señal de alarma por las implicaciones humanas y sociales que significa y por el desperdicio económico que representa.
Resulta impostergable la formulación de una “política nacional de empleo”, de la que carecemos en el país desde hace muchos años. Así lo expresó la OIT en el estudio elaborado por Eduardo Alonso publicado en marzo de 2004; y lo reiteró recientemente la Contraloría General de la República en relación con el empleo público.
La generación de puestos de trabajo se ha visto en nuestro país como un subproducto del crecimiento de la producción y del aumento de las exportaciones, y no como un elemento esencial de la estrategia de desarrollo nacional. Esa visión la contradice la realidad actual. Las economías se recuperan de la recesión pero no están creando empleos.
Durante la campaña electoral, la candidata Laura Chinchilla, ahora presidenta electa, puso gran énfasis en el “trabajo decente para los adultos”. Creemos que esa debe ser, efectivamente, una prioridad en su administración. Y no debe subordinarla a los criterios extremistas de quienes reverencian la estabilidad macroeconómica como virtud suprema, algo que muchos males le ha ocasionado a Costa Rica al postergar obras esenciales en infraestructura en aras del equilibrio fiscal y al contener la inversión privada con altas tasas de interés.
La formulación de un plan nacional de empleo sustentado en los principios del trabajo decente, concebido como “ocupación productiva justamente remunerada que se ejerce en condiciones de libertad, equidad, seguridad y respeto a la dignidad humana” debe ser un imperativo.
Un plan de esa naturaleza debe contemplar tanto el corto como el mediano plazo; elaborarse de manera tripartita entre el gobierno y los gremios laborales y empresariales; integrar políticas públicas y contar con una decidida voluntad política. Ojalá doña Laura ponga todo su empeño en lo prometido.

Artículo publicado en el periódico La República, el Martes 16 de Febrero, 2010.

viernes, 19 de febrero de 2010

En Guardia

Jorge Guardia
Abogado - Economista

Recomiendo a mis lectores leer (dos veces) la columna de Jorge Vargas Cullel del jueves pasado . Es un análisis somero pero certero de la situación postelectoral y el enigmático futuro de los partidos. ¿Qué irá a pasar?

Vaticina, entre otras cosas, el fin del bipartidismo por la muerte del PUSC, hoy reducido –dice– a la triste función de raspar puchitos en las opíparas ollas de los mayores. Yo concuerdo. Solo hay tres partidos grandes, pero con grandes interrogantes. Los demás, incluyendo la izquierda, no son electoralmente viables. Se han reducido a entidades de caja chica. Literalmente.

Un partido que obtiene menos del 4% en dos elecciones consecutivas, como el PUSC, está muerto. Fue una muerte anunciada. Y no la voy a lamentar. Se lo dije. En política, como en los negocios, los espacios vacíos se llenan al tiro. Al desplomarse, surgen otros para sustituirlo. Por eso, al empezar a perder mercado deben tratar de rescatar sus activos más valiosos (clientela; electorado) y tratar de fusionarse con otros más afines, antes de reducirse a la nada. Una entidad negocia cuando tiene algún valor; en quiebra, nadie da nada por ella. A don Luis Fishman se le propuso acercarse al ML. Me consta. Pero prefirió coquetear con el PAC.

Los partidos de centro-izquierda que decidieron aliarse al PAC hicieron bien; los otros, hicieron el ridículo. Para fortalecer la democracia y la alternabilidad en el poder deberán darse cuenta de que solos no irán a ningún lado. Es preferible una fusión entre ellos en algún programa común, que deambular separados sin ningún destino real. El fin último de un partido político es ganar. Participar por deporte o simple diversión es malgastar tiempo y recursos. Pero deberán olvidar su orgullo y actuar con inteligencia.

El principal problema de nuestra democracia es que un partido muy fuerte como el PLN pueda monopolizar el poder y penetrar todas las esferas de acción y decisión, como el PRI en Méjico. La oposición debería organizarse. Podría empezar haciendo alianzas en el Congreso, donde tiene mayoría, nombrar un directorio compartido, imponer una agenda legislativa común (como los partidos civilizados en Europa) y fortalecer a las dos agrupaciones de oposición más fuertes. Ottón Solís debe permanecer al frente de su partido pues no se vislumbra a nadie con suficiente capacidad y liderazgo para mantener la cohesión. Y Otto Guevara debe impulsar internamente las reformas necesarias para corregir errores y rescatar aciertos. También debe insistir en una fusión. La democracia bien vale una misa (pero debe tener cuidado de no meter las de andar a la hora de comulgar…).

Artículo publicado en el periódico la Nación, http://www.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/16/opinion2269923.html

Comentario:

Este artículo fundamenta la problemática de la estructura política actual, reforzándose con los resultados de las recientes elecciones el pasado 7 de febrero 2010. Debido a que rescata el evidente derrumbamiento del Partido Unidad Social Cristiana, y en su contraparte el surgimiento y fortaleza de algunos nuevos partidos políticos.
Que desde mi perceptiva, tal diversidad es un punto a favor para la sociedad costarricense, pues no solo existe variedad de colores, sino propuestas más interesantes para mejorar los distintos sectores de nuestro país, que a su vez generan mayor competitividad en sus planes de gobierno. Mas sin embargo, me parecen muy buenas las opciones propuestas por don Jorge, como lo es la fusión de partidos minoritarios con los actuales dos partidos de mayor oposición ante el Partido Liberacionista, a saber el Partido Acción Ciudadana (PAC) y el Movimiento Libertario (ML), y de esta manera como lo dice el mismo escritor, actuar con más inteligencia y crear partidos más sólidos para facilitar el rompimiento del monopolio de PLN.