viernes, 19 de febrero de 2010

En Guardia

Jorge Guardia
Abogado - Economista

Recomiendo a mis lectores leer (dos veces) la columna de Jorge Vargas Cullel del jueves pasado . Es un análisis somero pero certero de la situación postelectoral y el enigmático futuro de los partidos. ¿Qué irá a pasar?

Vaticina, entre otras cosas, el fin del bipartidismo por la muerte del PUSC, hoy reducido –dice– a la triste función de raspar puchitos en las opíparas ollas de los mayores. Yo concuerdo. Solo hay tres partidos grandes, pero con grandes interrogantes. Los demás, incluyendo la izquierda, no son electoralmente viables. Se han reducido a entidades de caja chica. Literalmente.

Un partido que obtiene menos del 4% en dos elecciones consecutivas, como el PUSC, está muerto. Fue una muerte anunciada. Y no la voy a lamentar. Se lo dije. En política, como en los negocios, los espacios vacíos se llenan al tiro. Al desplomarse, surgen otros para sustituirlo. Por eso, al empezar a perder mercado deben tratar de rescatar sus activos más valiosos (clientela; electorado) y tratar de fusionarse con otros más afines, antes de reducirse a la nada. Una entidad negocia cuando tiene algún valor; en quiebra, nadie da nada por ella. A don Luis Fishman se le propuso acercarse al ML. Me consta. Pero prefirió coquetear con el PAC.

Los partidos de centro-izquierda que decidieron aliarse al PAC hicieron bien; los otros, hicieron el ridículo. Para fortalecer la democracia y la alternabilidad en el poder deberán darse cuenta de que solos no irán a ningún lado. Es preferible una fusión entre ellos en algún programa común, que deambular separados sin ningún destino real. El fin último de un partido político es ganar. Participar por deporte o simple diversión es malgastar tiempo y recursos. Pero deberán olvidar su orgullo y actuar con inteligencia.

El principal problema de nuestra democracia es que un partido muy fuerte como el PLN pueda monopolizar el poder y penetrar todas las esferas de acción y decisión, como el PRI en Méjico. La oposición debería organizarse. Podría empezar haciendo alianzas en el Congreso, donde tiene mayoría, nombrar un directorio compartido, imponer una agenda legislativa común (como los partidos civilizados en Europa) y fortalecer a las dos agrupaciones de oposición más fuertes. Ottón Solís debe permanecer al frente de su partido pues no se vislumbra a nadie con suficiente capacidad y liderazgo para mantener la cohesión. Y Otto Guevara debe impulsar internamente las reformas necesarias para corregir errores y rescatar aciertos. También debe insistir en una fusión. La democracia bien vale una misa (pero debe tener cuidado de no meter las de andar a la hora de comulgar…).

Artículo publicado en el periódico la Nación, http://www.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/16/opinion2269923.html

Comentario:

Este artículo fundamenta la problemática de la estructura política actual, reforzándose con los resultados de las recientes elecciones el pasado 7 de febrero 2010. Debido a que rescata el evidente derrumbamiento del Partido Unidad Social Cristiana, y en su contraparte el surgimiento y fortaleza de algunos nuevos partidos políticos.
Que desde mi perceptiva, tal diversidad es un punto a favor para la sociedad costarricense, pues no solo existe variedad de colores, sino propuestas más interesantes para mejorar los distintos sectores de nuestro país, que a su vez generan mayor competitividad en sus planes de gobierno. Mas sin embargo, me parecen muy buenas las opciones propuestas por don Jorge, como lo es la fusión de partidos minoritarios con los actuales dos partidos de mayor oposición ante el Partido Liberacionista, a saber el Partido Acción Ciudadana (PAC) y el Movimiento Libertario (ML), y de esta manera como lo dice el mismo escritor, actuar con más inteligencia y crear partidos más sólidos para facilitar el rompimiento del monopolio de PLN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario