domingo, 6 de junio de 2010

En Guardia
Jorge Guardia
Economista-Abogado



¿Será ésta la última columna que dediquemos a analizar la gestión del presidente Arias? Pienso que no. La historia no comienza, ni acaba, ningún primero de mayo. Lo dicho el domingo fue apenas el preludio del balance final.

Arias exaltó lo bueno, pero omitió lo malo. Dicho de otra forma, le sobró soberbia y le faltó humildad. Extrañamos el balance equitativo, justo y necesario para mejorar como país y orientar con sensatez a la nueva Presidenta. La Historia, a no dudar, se encargará de enmendar la plana. Yo voy a tratar de ilustrar la otra cara de la moneda.

Don Óscar fue muy suertero. Asió las riendas del poder en momentos en que la economía se deslizaba velozmente por la pronunciada cresta de un ciclo económico que estimulaba, por sí solo, el crecimiento del PIB, generación de empleo, aumento del salario real, disminución de la pobreza, generosos flujos de inversión extranjera, aumento de reservas, y más. Pero desaprovechó esa brillante oportunidad para promover las reformas estructurales necesarias y dar un salto cualitativo hacia el desarrollo. Empleó todo su capital político en el TLC, solo el TLC, y se olvidó de todo lo demás. ¡Lástima!

Reclamar como principal logro haber generado confianza no es suficiente. Las reformas estructurales no se hacen solas; requieren algo más que un buen estado anímico. La reforma fiscal atinente a la estructura de las instituciones y la composición del gasto simplemente no se discutió. Tampoco, la estructura tributaria, tan deficiente, e injusta. No supo administrar bien la crisis (aunque sí la previó anticipadamente). En él se repitió pieza por pieza la fábula de La Fontaine sobre la hormiga y la cigarra. No ahorró lo suficiente en las vacas gordas (el superávit fue flor de un día) y fue dispendioso en el gasto, sobre todo en burocracia, sin prever el creciente déficit por heredar a su sucesora. Como a Calderón, le dejó las arcas vacías.

Las pérdidas del Banco Central no llegaron a aprobarse ni, tampoco, se pudo consolidar el régimen cambiario, la inflación ni tasas de interés (inflation targets). Quedó debiendo en seguridad, infraestructura y, sobre todo, en el sentido de la democracia. Menospreció el papel de las minorías, la necesidad de mantener un intenso control político para rescatar la ética (el affaire de las consultorías del BCIE dejará huella) y, sobre todo, saber dialogar con los demás partidos. Les aplicó, sin misericordia, la ley de Elber (gazo). Por eso, su declaración a El Financiero de que ya todo estaba hecho y doña Laura solo tenía que saber administrar su legado, es incorrecta. Será enmendada, sin dudar, por el severo juicio de la Historia.

Artículo publicado en el periódico La Nación, el día 04/05/2010.

1 comentario:

  1. En el gobierno de Don Oscar Arias como lo dijo él mismo, la política social focalizada en el programa avancemos y el aumento en la pensión del régimen no contributario, fue la que presentó resultados positivos y cuantificables. Por el lado de los beneficiados, estos reciben la ayuda socioeconómica directamente, y por la parte del gobierno, este efectivamente mejoro dicha ayuda.

    Pero el país no solo está conformado por estudiantes y adultos mayores, los demás habitantes necesitamos de políticas que protejan el bienestar a corto, mediano y largo plazo, pues no hay duda que la reforma fiscal debió elaborarse y aprobarse a inicios de este gobierno, que se encontraba en un periodo de bonanza fiscal, aplicando un plan pro cíclico y no el que normalmente los países en desarrollo utilizan, el de aumentar el gasto público sin precaución.

    Además de la mala planificación en la estructura fiscal, el plan nacional de desarrollo 2006-2010 segmentado por sectores dejo a medias en su mayoría a los distintos programas y proyectos para mitigar el problema de la pobreza y como caso ejemplar el de los CEN-CINAI, también en el tema de seguridad, la aprobación de importantes reformas para cambiar estructuralmente algunas de las leyes que nos amparan, así como en sector ambiental, promoción social, entre otros. Por lo que considero, al que igual que el señor Guardia, la declaración en El Financiero del señor Arias, es errónea, y por el contrario, este próximo gobierno tiene importantes retos, ya que no sólo debe retomar lo incumplido, si no enfrentarse a un déficit fiscal, crecimiento de la deuda, alta tasa de desempleo y demás problemas que se presentarán en el periodo ejecución.

    En cuanto al tema de la confianza, debido a la cultura política de Costa Rica, la mayoría de la población anti-liberacionista no está satisfecha con el desempeño del gobierno, razón por la cual, afirmar que la generación de confianza es nacionalmente aprobada, me parece un poco exagerada.

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